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El reto de la inflación en la economía de Estados Unidos

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Fuente: : FMI

Por Andrew Hodge
Departamento del Hemisferio Occidental del FMI

La economía de Estados Unidos se ha recuperado con rapidez de la pandemia; sin embargo, el repunte de la demanda ha provocado tensiones en las cadenas de suministro y un fuerte aumento de la inflación. Con el endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal (la Fed) y el final de los programas de alivio económico relacionados con la COVID-19, se prevé que la economía se desacelere, lo que reducirá la inflación del gasto de consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés) subyacente hasta el 2 por ciento, el objetivo a mediano plazo de la Fed, para finales de 2023. Sin embargo, si la inflación persiste más de lo esperado, la Fed tendrá que aplicar una política monetaria más restrictiva, lo que desacelerará más la economía.

El examen anual de la economía de Estados Unidos realizado por el FMI se centra en las políticas necesarias para devolver la inflación al objetivo a mediano plazo de la Fed. Los salarios de la mayor parte de los trabajadores no han podido seguir el ritmo de la inflación, lo que ha erosionado el poder adquisitivo de los hogares y provocado dificultades importantes. Si bien el aumento de los precios de la gasolina y los alimentos se ha visto afectado por acontecimientos internacionales, también han aumentado con fuerza los precios de otros productos, entre ellos, la vivienda y el transporte. El incremento de estos precios, si no se controla, podría ser duradero. En nuestro análisis, concluimos que la Fed debería actuar con rapidez y firmeza para hacer frente a la inflación y restaurar la estabilidad de precios.

Medidas de política

En lo que va del año, la Fed ha aumentado las tasas de política monetaria en 1,5 por ciento, y es probable que las aumente en otro 2 o 2,5 por ciento en los próximos meses. También está reduciendo sus tenencias de bonos del Tesoro y de títulos valores respaldados por hipotecas. Como resultado, el costo de endeudamiento ha aumentado considerablemente. Por ejemplo, la tasa fija promedio de una hipoteca a 30 años ha aumentado ya, desde principios de año, del 3 por ciento al 5 o 6 por ciento. Al mismo tiempo, el gasto público se está reduciendo, debido a que diversos programas de apoyo durante la época de la pandemia están llegando a término.

Prevemos que estas medidas de política desacelerarán el crecimiento del gasto de los consumidores hasta aproximadamente cero a comienzos del próximo año, y que cederá la presión sobre las cadenas de suministro. Al mismo tiempo, el aumento de las tasas hipotecarias reducirá los precios de la vivienda, que han aumentado con fuerza durante la pandemia. Por último, la desaceleración de la demanda incrementará el desempleo hasta aproximadamente el 5 por ciento a finales de 2023, lo que debería disminuir los salarios.

En definitiva, prevemos que la inflación PCE subyacente se reduzca hasta el 2 por ciento a finales de 2023, y que la actividad económica se desacelere del 3,5 por ciento en el primer trimestre de este año hasta el 0,6 por ciento a finales de 2023.

Los riesgos que están por venir

La evolución económica de Estados Unidos se verá afectada por factores internacionales, como la guerra rusa contra Ucrania, la actual pandemia y la posible repetición de confinamientos en China. También, cuanto más tiempo permanezca alta la inflación, mayor es el riesgo de que aumenten las expectativas de inflación, lo que repercutirá después en los salarios y los precios. En ese caso, la Fed tendría que adoptar medidas más estrictas para reducir la inflación, como aumentar las tasas de interés y mantenerlas en un nivel más alto durante un período más largo. Estas medidas reducirían más el crecimiento y darían lugar a que aumente el desempleo.

Una recuperación inclusiva

Si bien las políticas que necesita aplicar la Fed para reducir la inflación podrían generar costos a corto plazo para los hogares y las empresas, contribuirán a restaurar la estabilidad de precios y sentar las bases de un fuerte crecimiento económico y un desempleo bajo. Para apoyar el crecimiento a mediano y largo plazo, el gobierno de Estados Unidos puede utilizar medidas fiscales para invertir en reformas que aumenten el tamaño de la fuerza laboral, mejoren la productividad e incentiven la innovación y la inversión. Estas medidas podrían incluir el aumento del apoyo público para licencias familiares pagadas, el cuidado infantil, la educación preescolar y el acceso a educación universitaria; créditos fiscales que permitan a mujeres, minorías y trabajadores de bajo ingreso participar en la fuerza laboral; y una reforma migratoria dirigida a ampliar la fuerza de trabajo y mejorar las competencias.

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