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Resiliencia en un mundo de incertidumbre

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Fuente: FMI

Viceprimer Ministro Olavo Correia, gracias, y ojalá que mis futuros viajes me lleven a las hermosas costas de Cabo Verde y a las conmovedoras melodías de Cesária Évora, ¡o quizás a cantar una victoria en el estadio de fútbol! ¡Felicidades a su equipo nacional por clasificarse para la Copa del Mundo por primera vez en la historia de su país!

Querido Ajay, no podría tener ningún socio mejor en el Banco. Gracias por tus palabras y por centrarte por completo y sin descanso en el empleo.

Como has señalado, Ajay, el mundo se enfrenta a una gran brecha demográfica. Fijémonos en un mapa del mundo. Vemos un grupo de países que afronta el envejecimiento y la reducción de su población; después, un grupo en el medio, y por último, grandes partes de África y partes de Oriente Medio y Asia Central donde la población está creciendo, al igual que su joven fuerza de trabajo.

A nuestros miembros de todo el mundo, una calurosa bienvenida; y déjenme decirles con absoluta franqueza que todas las ideas que pueda presentarles aquí hoy son el reflejo de la sabiduría colectiva del talentoso y dedicado equipo del FMI proveniente de 172 países.

Le pido al personal y la gerencia del Fondo presente en esta sala que se pongan en pie y dejen que les agradezca: desde nuestro nuevo Primer Subdirector Gerente, Dan Katz, a todos los demás miembros del personal directivo, ¡a todos ustedes!


Desde la última vez que nos reunimos en esta gran sala, el 25 de octubre de 2024, la incertidumbre se ha disparado, pero lo importante es que la confianza a escala mundial está resistiendo. En otras palabras, tenemos una mezcla de ansiedad y resiliencia, y hoy quisiera reflexionar sobre ambos aspectos.

En primer lugar, la ansiedad

De la tecnología a la geopolítica, del clima al comercio, el cambio es desconcertante. Los cimientos del sistema de comercio mundial, que tantos beneficios ha generado para muchos, se están tambaleando, por muchas razones; entre ellas porque no había una verdadera igualdad de condiciones y quienes se habían quedado atrás recibieron muy poca ayuda para reconvertirse hacia nuevos y mejores empleos.

Vemos medidas no arancelarias enérgicas que van desde licencias de importación a controles a la exportación y derechos portuarios, y el recuento de subsidios solo captura parte de la situación. También vemos políticas industriales no basadas en el mercado y distorsiones cambiarias.

Y, por supuesto, las tasas arancelarias estadounidenses que se han disparado este año. Pero este es el dato importante: hasta el momento, 188 de nuestros 191 países miembros han evitado medidas arancelarias de represalia.

Tras haber constatado que las barreras comerciales son perjudiciales tanto para el crecimiento como para la productividad y haber instado a las autoridades a preservar el comercio como motor del crecimiento, aplaudo esta moderación de gran parte de los países, aunque sin duda se producirán más cambios.

Por ahora, pese a las turbulencias, se estima que un 72% del comercio mundial sigue ajustándose al principio de nación más favorecida: los países aplican su tasa arancelaria bilateral más baja a todos sus socios comerciales. Es sencillo, no complejo.

El comercio no es un juego de suma cero. Siempre que las empresas puedan mantener cadenas de suministro diversificadas y sólidas, siempre que los gobiernos puedan conservar su autonomía estratégica y ayudar a quienes salen perjudicados por el comercio, y siempre que los saldos externos no sean tan grandes como para ser insostenibles, las importaciones y las exportaciones mejoran el bienestar. No es de sorprender que la actual incertidumbre en torno a las políticas comerciales y el riesgo de perder el comercio como motor de crecimiento generen ansiedad.

Así que permítanme pasar a la resiliencia

Pese a los profundos cambios en las políticas a los que hemos asistido este año, y desafiando las predicciones de muchos expertos, la economía mundial ha resistido razonablemente bien, al menos hasta ahora. Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelere del 3,3% el pasado año al 3,2% en 2025 y el 3,1% en 2026, un ritmo más lento de lo necesario y por debajo de nuestros pronósticos de hace un año, pero no una desaceleración drástica.

Una de las razones de esta resiliencia ha sido la adaptabilidad del sector privado, como se ha visto en el adelanto de las importaciones, la acumulación de existencias y el fortalecimiento de las cadenas de suministro. Los años de fuertes ganancias han permitido a los exportadores e importadores reducir los márgenes, lo que ha amortiguado el impacto de los aumentos arancelarios en los precios para los consumidores, al menos hasta el momento.

La otra razón es más bien un arma de doble filo: la inversión del sector privado en inteligencia artificial, en especial en Estados Unidos, está creciendo (gráfico 4). Este hecho apuntala el crecimiento estadounidense y mundial y ofrece condiciones financieras favorables para todos.

Aquí es donde el optimismo, en este caso en torno al verdadero potencial de la IA, corre el riesgo de convertirse en complacencia.

Desde el ferrocarril hasta Internet, las respuestas de los mercados financieros a las nuevas tecnologías pioneras han sido siempre una historia de sobreestimación y corrección del mercado: aquí, por ejemplo, vemos una instantánea del episodio de las puntocom y su impacto sobre el crecimiento. El mundo haría bien en gestionar estos riesgos.

¿Cómo? Necesitamos una supervisión sólida del sector financiero, atenta a la toma de riesgos excesiva y a los vínculos cada vez mayores entre bancos, entidades no bancarias y criptoactivos, y necesitamos una política monetaria sensata.

Estas y otras recomendaciones transversales marcan nuestra supervisión multilateral, donde los informes que publicamos esta semana (Perspectivas de la economía mundialInforme sobre la estabilidad financiera mundial y Monitor Fiscal) arrojan luz, sosiegan los ánimos y proponen un camino a seguir.

Nuestra supervisión bilateral, que llevamos a cabo mediante consultas periódicas con todos los países miembros —avanzados, emergentes y de ingreso bajo— y mediante el Programa de Evaluación del Sector Financiero, concreta nuestro asesoramiento multilateral en recomendaciones de políticas para cada país.

En las reuniones que he concatenado esta semana, no solo he aconsejado a los ministros de Hacienda y los gobernadores de bancos centrales que mitiguen los riesgos a corto plazo, sino que vayan más allá y, preservando la independencia, la rendición de cuentas y la eficacia de las instituciones, encuentren y aprovechen las oportunidades que entraña todo cambio.

Planteamos tres objetivos a mediano plazo:

  • Uno: sanear las finanzas públicas. Es necesario para que puedan amortiguar nuevos shocks y atender las necesidades acuciantes sin elevar las tasas de interés de los empréstitos del sector privado. Ningún ministro de Hacienda debe limitarse a esperar a que el crecimiento se acelere y llegue al rescate. Al contrario, la consolidación fiscal puede liberar recursos para apoyar el crecimiento impulsado por el sector privado.
  • Dos: recuperar el equilibrio interno y externo. Es necesario para garantizar que los desequilibrios macroeconómicos excesivos no se conviertan en un factor desestabilizador. Necesitamos consolidación fiscal en algunos lugares, y políticas que eleven la demanda interna en otros.
  • Tres: elevar el crecimiento tendencial. Es esencial para que las economías generen más empleo y más ingresos públicos y mejoren la sostenibilidad de la deuda tanto pública como privada.

Elevar el crecimiento requiere tres cosas: en primer lugar, una revisión de la regulación para potenciar la empresa privada; en segundo lugar, una mayor integración regional y, en tercer lugar, una adecuada preparación para aprovechar la IA.

La revisión de la regulación y la integración regional están estrechamente vinculadas, en parte porque muchas de las normas y regulaciones que ponen obstáculos a las empresas privadas en casa también restringen la circulación de bienes, servicios, personas, capital e ideas entre países: muchas regulaciones funcionan también como barreras no arancelarias, y estas barreras son un componente crucial de la desigualdad de condiciones a escala mundial.

En este nuevo mundo surgido de las negociaciones bilaterales y plurilaterales, vemos un panorama del comercio mundial diverso. Las economías pequeñas y dependientes de las exportaciones son las que pagan los platos rotos por lo que hacen otros, mientras que aquellas que son grandes y relativamente menos abiertas, o que controlan insumos críticos para las cadenas mundiales de suministro, disponen del poder de negociación. En este gráfico en el que los puntos representan a los países según el tamaño de sus importaciones y su apertura comercial, en el cuadrante inferior derecho encontramos las economías más grandes y menos abiertas.

Muchos países tratan de adquirir fortaleza y hacerse oír a través de la cohesión. Aquí vemos una selección de bloques comerciales; cada uno de ellos tiene más tamaño y peso que sus países miembros de forma individual. ¿Nuestro consejo para los bloques comerciales? Reduzcan sus fricciones internas y prosigan la integración para mejorar la resiliencia y el crecimiento.

Por último, el otro posible acelerador del crecimiento de la productividad mundial es la inteligencia artificial. Aquí en el Fondo esperamos beneficios reales, aunque nuestras estimaciones se sitúan en un rango amplio: un aumento del crecimiento de la productividad de entre 0,1 y 0,8 puntos porcentuales cada año.

La IA también eliminará millones de los empleos que existen en la actualidad; a este respecto, las autoridades deben ayudar a facilitar la transición. Algunas profesiones antiguas desaparecerán. Pero también surgirán otras nuevas, como especialistas en macrodatos, ingenieros de tecnofinanzas y expertos en aprendizaje automático, entre otras. Una rotación así no es algo infrecuente. Recordemos cómo el caballo y el carruaje fueron reemplazados por el automóvil.

La clave para aprovechar al máximo el incremento de la productividad y gestionar los efectos colaterales de la IA es la preparación. Nuestras investigaciones indican que Singapur, Estados Unidos y Dinamarca están a la cabeza, mientras que son muchos otros los que están por detrás. Como línea de transmisión de las mejores prácticas internacionales, el FMI brindará asistencia a todos los países miembros, con especial atención a la gestión de las implicaciones macroeconómicas.


Internamente, por supuesto, seguimos impulsando la adopción de la IA, también para poner más conocimiento al alcance de nuestros países miembros.

Estamos aumentando nuestra productividad al tiempo que preservamos nuestra característica disciplina presupuestaria. El FMI sufraga sus gastos operativos con cargo a ingresos propios —sin recurrir a asignaciones anuales— y mantiene un profundo compromiso con la optimización de los recursos.

Pese a la creciente complejidad de la economía mundial y la expansión de los servicios que ofrecemos a nuestros miembros, nuestro gasto administrativo actual es prácticamente igual al de hace 20 años.

Nuestra labor en el ámbito del fortalecimiento de las capacidades incluye asesoramiento operativo, con casi 3.000 proyectos en el último año; también comprende capacitación, con más de 500 cursos impartidos a más de 19.000 funcionarios durante ese mismo período, y la celebración de reuniones, como la primera conferencia de mercados emergentes que organizamos en febrero en Al Ula, Arabia Saudita, junto con el ministro Al-Jadaan.

Nuestra actividad crediticia, que se asienta en el ajuste macroeconómico y la condicionalidad, incluye actualmente programas con 43 países, para los que se han aprobado USD 37.000 millones desde octubre del pasado año, de los cuales casi USD 5.000 millones se han destinado a 9 países de ingreso bajo.

En un mundo incierto, es fundamental que el FMI esté dotado de los recursos adecuados. A este respecto, déjenme que repita hoy dos peticiones para nuestros países miembros:

  • En primer lugar: sobre nuestra base de cuotas. Estamos presionando para llevar hasta la línea de meta el 50% de aumento de las cuotas convenido el pasado año. Pido a todos los países miembros que todavía no han ratificado este aumento que lo hagan sin demora.
  • En segundo lugar: sobre el Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP), nuestro principal mecanismo de préstamos en condiciones favorables a países de ingreso bajo. Estamos presionando para avanzar en las reformas acordadas el año pasado que lleven al FFCLP hacia la autosostenibilidad; estas reformas incluyen, primero, la distribución de hasta USD 9.400 millones a una cuenta provisional en un período de cinco años y, dos, llegar a un punto en el que el 90% del capital en esta cuenta se dedique al FFCLP. Hasta la fecha, 20 países —el más reciente India y, precisamente ayer, China— han ofrecido garantías que alcanzan el 43%. Pero, para llegar al 90%, es esencial un apoyo más amplio de los países miembros. Les pido este apoyo.

Por último, hay otro asunto sobre el que quiero llamar su atención, y es el Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes (FFACC), nuestro mecanismo para proporcionar donaciones a países miembros de ingreso bajo a fin de que hagan frente al servicio de la deuda ante el FMI en caso de que sufran desastres naturales o vinculados con la salud pública. Con razón, el FFACC se agotó durante la pandemia.

Nuestra aspiración debe ser que sigamos siendo capaces de ayudar a nuestros países miembros más pobres cuando afrontan situaciones fuera de su control. Las cantidades que aquí se necesitan son millones, no miles de millones, y marcaría realmente la diferencia. Así que ahora les pido encarecidamente que, al regresar a sus países, valoren la posibilidad de abrir un debate sobre la reposición del FFACC, en aras del bien común.


Permítanme concluir con algo más ligero.

En marzo del año pasado, pronuncié un discurso en la Universidad de Cambridge sobre “Las posibilidades económicas de mis nietos”, en el que dimos vida a algunas famosas palabras del gran John Maynard Keynes; este es de nuevo el audio.

Y ahora, 18 meses después, vean nuestro nuevo avatar del Sr. Keynes, ¡paseando como si nada por este mismo salón!

En mi opinión, no hay mejor manera de terminar que con un poco de diversión: pese a toda la ansiedad que genera el cambio, ¡seamos optimistas! ¡Que el progreso humano, que sin duda viviremos el próximo año, levante nuestro ánimo!

¡Muchas gracias!

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