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Preservar la libertad de los ciudadanos de pagar con un medio de pago público

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Preservar la libertad de los ciudadanos de pagar con un medio de pago público: información sobre la fase preparatoria del euro digital

Intervención de Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo

Bruselas, 14 de febrero de 2024

Gracias por la oportunidad de hablar hoy ante la Comisión. Como resalté en mi audiencia de confirmación, me comprometo a proseguir activamente el diálogo con el Parlamento Europeo sobre un euro digital.

Este año se cumple el 25.º aniversario del euro y de nuestra unión monetaria, y debemos asegurarnos de que ambos se mantengan adaptados a las necesidades de la era digital. El paquete de propuestas relativas a la moneda única[1] nos ayudará a conseguir este objetivo: en primer lugar, garantizando el mantenimiento de la accesibilidad y la aceptación general del efectivo; y en segundo lugar, complementando el efectivo con una opción digital de pago con dinero de banco central.

Un euro digital sería un medio de pago europeo que podría utilizarse gratuitamente para cualquier pago digital en cualquier lugar de la zona del euro. Junto con el efectivo, un euro digital preservaría la libertad de los ciudadanos europeos de pagar con un medio de pago público.

No obstante, corremos el riesgo de dar por supuesta esta libertad. En mi puesto anterior recibí numerosas cartas de alcaldes —por ejemplo, de localidades situadas en regiones de montaña— que expresaban su preocupación por las distancias cada vez más grandes al cajero automático más cercano.

El efectivo y un euro digital comparten el mismo objetivo: garantizar que todos, independientemente de sus ingresos, puedan realizar pagos en cualquier situación de la vida cotidiana. Esto es un derecho fundamental que debe gozar de la misma protección en todas las partes de la zona del euro.

Este es el momento oportuno para debatir sobre un euro digital. Al tiempo que ustedes, como colegisladores, debaten actualmente la propuesta legislativa de la Comisión Europea, el Eurosistema inició el pasado mes de noviembre la fase preparatoria de un euro digital[2].

Sus deliberaciones legislativas enmarcan nuestro trabajo técnico y continuarán haciéndolo. El Eurosistema está preparado para proporcionar a los colegisladores europeos la información técnica que precisen. Les aseguro que el Consejo de Gobierno del BCE no tomará ninguna decisión sobre la emisión de un euro digital hasta que se haya adoptado el acto legislativo. Este es el marco en el que se establecerá el euro digital como moneda de curso legal. Por supuesto, rendiremos plena cuenta en todo momento y les mantendremos permanente y puntualmente informados sobre los avances del Eurosistema hacia un euro digital, no solo en esta fase, sino también una vez concluidas las deliberaciones legislativas.

Expondré a continuación cuatro aspectos fundamentales de nuestra fase preparatoria: i) la búsqueda de posibles proveedores para desarrollar la plataforma y la infraestructura de un euro digital; ii) la elaboración de las normas de funcionamiento del euro digital; iii) garantizar la estabilidad del sistema financiero; y iv) por último, pero no menos importante, ofrecer un mayor nivel de privacidad al realizar los pagos digitales.

Búsqueda de posibles proveedores para desarrollar la plataforma y la infraestructura de un euro digital

A principios de este año iniciamos el proceso de selección para encontrar posibles proveedores que podrían desarrollar la plataforma y la infraestructura de un euro digital[3].

Una cosa ha de quedar clara: en este momento no estamos poniendo en marcha ningún trabajo de desarrollo. Lo que queremos es establecer acuerdos marco que puedan utilizarse durante los próximos años para desarrollar los componentes necesarios si se adopta la decisión de poner en marcha el euro digital[4]. Tenemos que estar preparados para ello. Nuestra preparación se vería comprometida si empezáramos a buscar posibles proveedores cuando ya se haya adoptado esta decisión. En cualquier caso, la búsqueda de posibles proveedores no nos compromete: los contratos serán suficientemente flexibles para adaptarse a las deliberaciones legislativas y los avances tecnológicos. Y si tomásemos la decisión de no poner en marcha un euro digital, no firmaremos ningún contrato.

Un contacto más estrecho con los proveedores externos nos permitirá también conocer las opciones tecnológicas disponibles y las decisiones que habrá que adoptar. Esto reviste especial importancia respecto a los componentes que todavía no están en el mercado, como la funcionalidad de un euro digital sin conexión.

Para reforzar nuestra autonomía, la capacidad de resistencia y la seguridad, un euro digital se basaría en una infraestructura europea. Por tanto, solo podrán participar en el proceso de licitación[5] personas jurídicas que tengan su domicilio social en la UE y estén controladas por entidades como estas o nacionales de la UE[6].

En este momento hemos publicado convocatorias de solicitudes para establecer acuerdos marco con posibles proveedores de componentes del euro digital y servicios conexos.

Publicaremos el resultado del correspondiente proceso de licitación en nuestro sitio web.

Elaboración de las normas de funcionamiento del euro digital

Actualmente no existe un medio de pago digital europeo universalmente aceptado en el conjunto de la zona del euro. Esto obliga a los europeos —consumidores, comerciantes y bancos— a recurrir a soluciones internacionales de tarjetas cada vez más caras para sus actividades cotidianas de pago. Las comisiones aplicadas por las redes internacionales de tarjetas casi se duplicaron entre 2016 y 2021 en la UE[7]. Además, estas soluciones internacionales de tarjetas no pueden utilizarse en todas partes.

Un euro digital pondría remedio a esta situación, corrigiendo la larga dependencia de Europa y fomentando la competencia. Para ello, todos los ciudadanos de la zona del euro deberían poder realizar y recibir pagos en euros digitales independientemente de su intermediario o su país de origen, como actualmente ocurre con el efectivo.

Esta es la razón por la que necesitamos unas normas de funcionamiento del euro digital. Estamos trabajando en un proyecto de normas junto con representantes de los consumidores, los minoristas y los intermediarios[8]. Hemos publicado recientemente un informe sobre los avances realizados en este ámbito[9].

Las normas de funcionamiento definirán un conjunto único de reglas, normas y procedimientos para el euro digital que asegurará su aplicación armoniosa. Esto garantizará, por ejemplo, que alguien de Finlandia pueda pagar con euros digitales en Lisboa con la misma facilidad y del mismo modo que lo hace en Helsinki.

Así pues, un euro digital proporcionaría una infraestructura alternativa para todos los pagos cotidianos, que podría ser utilizada por los proveedores y sistemas de servicios de pago, como la Iniciativa de Pagos Europea, Bizum o Bancomat, para implantar soluciones de pago inmediato en toda la zona del euro. Esto reduciría nuestra dependencia de operadores no europeos, al tiempo que fomentaría la competencia entre los operadores europeos.

Por analogía, la infraestructura del euro digital podría considerarse como una línea de ferrocarril europea común, en la que diferentes empresas pueden explotar sus propios trenes y competir por los clientes sin necesidad de tender sus propias vías privadas, como ocurre en el sistema de pagos actual. Por otra parte, los proveedores privados de servicios de pago podrían ofrecer nuevos productos innovadores o ampliar su alcance más allá de los usos actuales y los mercados nacionales, lo que supondría una notable mejora respecto a la situación actual.

Garantizar la estabilidad del sistema financiero

La gente muestra una preferencia creciente por los pagos digitales[10]. Dado que el dinero de banco central solo está disponible actualmente en forma física (efectivo), si no ofrecemos un euro digital, corremos el riesgo de que el dinero de banco central quede excluido de los pagos.

Nuestro objetivo es preservar el papel y la cuota del dinero de banco central en los pagos, no desplazar al dinero privado. Como claramente se indica en la propuesta legislativa de la Comisión Europea, preservar el papel del dinero público no debe ir en detrimento de otros objetivos, como proteger la transmisión de la política monetaria y la estabilidad financiera. Y, en cualquier caso, estamos obligados a perseguir estos objetivos, que son el núcleo del mandato del BCE.

Por este motivo, hemos incluido salvaguardias en el diseño de un euro digital.

En primer lugar, al igual que en el caso de los billetes en euros, las tenencias de euros digitales no estarían remuneradas y, por tanto, no competirían con los depósitos de ahorro[11]. Y las entidades de crédito siempre podrían ofrecer una remuneración más elevada para retener los depósitos. Esto beneficiaría a los ahorradores y podría, en la práctica, aumentar la base de depósitos, respaldando el crédito bancario[12].

En segundo lugar, habrá límites a la cantidad de euros digitales que pueden tener los particulares. Por su parte, las empresas y las organizaciones del sector público podrían recibir y procesar pagos en euros digitales, pero no podrían tenerlos[13].

En tercer lugar, los usuarios podrían pagar con euros digitales en línea sin necesidad de cargar antes sus monederos, simplemente vinculando su cuenta en euros digitales a su cuenta bancaria de pago. Esto les permitiría realizar y recibir pagos en línea incluso cuando excedan de sus fondos en euros digitales o del límite de tenencia[14]. No obstante, si una persona quisiera utilizar la funcionalidad sin conexión a Internet, tendría que prefinanciar su monedero fuera de línea, del mismo modo que en la actualidad, la gente tiene que retirar billetes para utilizar efectivo.

Estas características muestran que el euro digital se está diseñando como medio de pago y no como forma de inversión. Y que preservará el papel de los intermediarios, contrariamente a las soluciones alternativas ofrecidas por las empresas tecnológicas, que no tendrán tales salvaguardias[15].

Acabamos de empezar a desarrollar el marco analítico y los modelos que se utilizarían para determinar el límite de tenencia. Este límite se fijará para preservar la estabilidad financiera, teniendo en cuenta el impacto en los diferentes modelos de negocio bancario y en la transmisión y aplicación de la política monetaria.

Este es un trabajo del conjunto del Eurosistema y colaboraremos con las entidades de crédito y con otros participantes en el mercado para establecer adecuadamente los supuestos precisos y definir la metodología analítica. Compartiremos nuestras conclusiones con ustedes y con el público en general. Puedo asegurarles que las consideraciones relativas a la estabilidad financiera son fundamentales en nuestro análisis, ya que sustentan nuestra capacidad de cumplir nuestro mandato de estabilidad de precios.

Ofrecer un mayor nivel de privacidad en los pagos digitales

Permítanme referirme ahora a una de las características más importantes del diseño de un euro digital: la privacidad. Acogemos con satisfacción el alto nivel de privacidad y protección de datos previsto en el reglamento propuesto. La decisión corresponde en última instancia a los colegisladores europeos.

Por nuestra parte, estamos decididos no solo a proteger, sino a mejorar la privacidad en los pagos.

En primer lugar, ya suministramos efectivo, el instrumento de pago que ofrece el mayor nivel de privacidad. Tenemos la determinación de seguir haciéndolo, como demuestran nuestros continuos esfuerzos para elaborar la tercera serie de billetes en euros[16]. Continuaremos haciendo cuanto esté en nuestra mano para garantizar que los ciudadanos puedan seguir teniendo la posibilidad de pagar con él. Los usuarios valoran esta opción y nos comprometemos a mantenerla a su disposición[17].

En segundo lugar, un euro digital podría utilizarse sin conexión a Internet. El pago fuera de línea en euros digitales sería similar al empleo de efectivo. Al igual que los pagos en efectivo, requeriría una proximidad física y ofrecería una privacidad similar: los datos personales de la operación solo serían conocidos por el ordenante y el beneficiario del pago.

En tercer lugar, un euro digital permitiría a los ciudadanos realizar pagos digitales con unos niveles de privacidad muy elevados, de hecho, más altos que los que las soluciones de pago comerciales ofrecen actualmente. El Eurosistema no podría identificarlas basándose en los pagos que realicen,[18] solo veríamos un conjunto mínimo de datos seudonimizados necesarios para desempeñar las funciones del Eurosistema, como la liquidación[19]. Y los usuarios del euro digital conservarían el control sobre el uso de sus datos por los proveedores de servicios de pago[20], que tendrían acceso a los datos de los clientes para impedir actividades ilícitas, como el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo,[21] así como para cumplir sus obligaciones contractuales frente a los clientes, al tiempo que tendrían que respetar todas las normas aplicables en materia de protección de la privacidad, como el Reglamento general de protección de datos. En su Dictamen sobre el euro digital, el BCE sugiere también que se considere la posibilidad de ofrecer una mayor privacidad para determinados pagos en euros digitales de bajo riesgo y escasa cuantía en la modalidad en línea[22].

En cuarto lugar, aplicaríamos las medidas más avanzadas de seguridad y privacidad para garantizar la protección de la privacidad.

También ofreceremos sólidas salvaguardias en materia de gobernanza. Las autoridades independientes de protección de datos supervisarán el cumplimiento de la normativa de protección de datos de la UE, que es la legislación más estricta del mundo en materia de privacidad y seguridad. Y el reglamento propuesto prevé la consulta previa a las autoridades de protección de datos[23].

Conclusión

Permítanme concluir.

El euro digital es un proyecto común europeo.

Ante todo, se trata de preservar la libertad de todos de utilizar un medio de pago público en cualquier lugar de la zona del euro, pese a la progresiva digitalización de los pagos. Y en un entorno mundial más frágil, resulta esencial para reforzar nuestra capacidad de resistencia y nuestra autonomía colectivas.

Por eso es tan importante fijar un ritmo ambicioso. Pero el dinero se basa en la confianza, de modo que el euro digital necesitará un amplio apoyo. Por ello, nos comprometemos a respaldar su trabajo como colegisladores y estamos dialogando con todas las partes interesadas.

Con este espíritu, continuaré a su disposición para colaborar con ustedes tanto durante la fase preparatoria como en las fases posteriores. Juntos podemos construir el futuro digital del euro.

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