Gracias, Manisha, por la cordial presentación, y gracias a la Autoridad Monetaria de Singapur por la invitación. Es un gran honor poder acompañar a autoridades económicas y a emprendedores de todo el mundo.
El año 2020 ha sido extremadamente difícil. La pandemia ha provocado un sufrimiento inmenso. Es la población más vulnerable quien ha soportado gran parte de los daños económicos, tanto en los países más ricos como en los más pobres.
Pero hay algunos aspectos que resultan alentadores. Los heroicos médicos y enfermeros que salvan vidas. Los trabajadores esenciales que mantienen las luces encendidas, el suministro de agua y las estanterías de las tiendas llenas.
Y hay muchas otras personas que han mantenido en funcionamiento las empresas, como los trabajadores de la industria tecnológica. Ustedes han revolucionado nuestra forma de trabajar, de interactuar y de vivir nuestra vida diaria. Ustedes han traído el futuro digital a la palma de nuestras manos, a la puerta de nuestras casas.
Quisiera plasmar una imagen de ese futuro, y de los cuatro pilares necesarios para construirlo.
Imaginémonos una ebanista, una hábil artesana, que trabaja en una fábrica en Tailandia. Llega la recesión y ella pierde su trabajo. Entonces, con la prestación por desempleo que recibe en su teléfono, puede comenzar su propio taller y vender a nivel local.
La artesana realiza y recibe pagos móviles. Facilita sus datos de pago, lo que le permite obtener un préstamo en línea para contratar empleados y ampliar su negocio. Un día recibe un mensaje en el que le preguntan si hace envíos al extranjero.
Ya no es necesario ser grande para ser internacional.
Una plataforma digital procesa sus pagos desde el extranjero a un costo reducido, y le ofrece alternativas de seguros, ahorros e inversión para sus depósitos, con lo cual su medio de subsistencia se torna más resiliente.
Nada de esto habría sido posible hace apenas diez años.
Esta es una historia sobre la motivación y el ingenio del ser humano…
Una historia sobre la revolución en los pagos que difumina la distancia física; que genera datos, el nuevo oro, y que por tanto suelen ser la nueva forma de garantía. Sobre pagos que son baratos y ampliamente accesibles; que se integran a la perfección en nuestras vidas digitales.
Y así como cambia la forma de realizar pagos, así también cambia nuestro mundo. Podemos proporcionar acceso a servicios financieros a los 1.700 millones de adultos que todavía no disponen de cuenta bancaria. Y ayudar a muchas más personas vulnerables que actualmente tienen que pagar tasas elevadas.
También, los datos, la automatización y el análisis en tiempo real están redefiniendo el sector financiero y bancario. Por último, las innovaciones en los pagos pueden alterar el sistema monetario internacional, la forma en que realizamos transacciones transfronterizas, accedemos a activos externos, cambiamos monedas y fijamos los precios de los bienes.
Los pagos digitales no son solo para los usuarios expertos de tecnología, sino que tienen enormes implicaciones en todo el mundo.
Por eso debemos avanzar con aplomo, pero también con cautela. Debemos cerciorarnos de que los pagos evolucionen para satisfacer las necesidades de los usuarios, y que sigan siendo seguros y resilientes. Eso a nivel microeconómico. A nivel macroeconómico debemos fomentar un sector financiero y un sistema monetario internacional que sean eficientes y fiables, equitativos e inclusivos, y a la vez dinámicos.
El futuro digital de la artesana se asentará sobre cuatro pilares: i) innovación del sector privado; ii) participación del sector público; iii) marcos reguladores y jurídicos; y iv) cooperación internacional.
Analicemos cada uno de ellos.
1. Innovación del sector privado
La innovación del sector privado ha prestado un buen servicio a mucha gente. Pensemos en las cuentas bancarias en las que ahorramos y en las tarjetas que utilizamos para pagar. O en el dinero móvil de nuestra artesana.
Mucha gente todavía utiliza efectivo, pero esto está cambiando con rapidez: en Suecia, por ejemplo, solo el 10% de la población adulta utiliza todavía efectivo, en comparación con el 40% hace una década. En el mismo período, las cuentas de dinero móvil en Kenya han aumentado exponencialmente, desde los 12 millones hasta los 61 millones, más que la población del país.
El sector privado es el más capaz de determinar las necesidades de las personas y de las empresas, ofrecer la diversidad de productos y servicios que requieren y asumir los riesgos necesarios que implica la innovación.
Pero tenemos que garantizar que estos riesgos no se traduzcan en riesgos para los usuarios finales o para el sistema financiero. Además, debemos evitar otros peligros, como son el poder monopolístico o la desatención de la población vulnerable.
Para ello, necesitamos los otros tres pilares.
2. Participación del sector público
El siguiente es la participación del sector público, para que proporcione métodos de identificación digital verificable, infraestructuras de comunicación, dinero del banco central y otros aspectos necesarios.
La identificación digital permite a nuestra artesana acceder a nuevos servicios financieros. Es una condición previa para la inclusión financiera.
La otra es el acceso a Internet; la trama de nuestra historia solo funciona si nuestra artesana está en línea. Y casi la mitad de la población mundial no lo está, como es el caso del 75% de la población de África subsahariana y de casi el 70% en Asia meridional. La situación se invierte en América del Norte, donde el 75% de la población está conectado.
El FMI recomienda firmemente que se invierta en infraestructuras ahora, como parte de los esfuerzos de recuperación tras la COVID-19. Un impulso sincronizado a la inversión pública es lo más adecuado. Si los países actúan conjuntamente, los beneficios serán dos tercios superiores con el mismo costo que si cada país actúa por separado. También pueden atraer inversión privada crítica.
Y, por supuesto, el dinero del banco central —tradicionalmente billetes, monedas y reservas— sigue siendo esencial. La capacidad de nuestra artesana tailandesa para convertir la moneda digital que recibe en moneda nacional cuando ella quiera es un parámetro fundamental de estabilidad.
El dinero del banco central también le permite aceptar pagos en dinero móvil emitidos por distintos proveedores. Como si se tratara de un idioma común, el dinero del banco central permite a un proveedor pagar a otro proveedor. Con esta base, todas las empresas de tecnofinanzas pueden ofrecer y desarrollar sus propios servicios. La interoperabilidad da alas a la innovación y a la diversidad en los pagos.
¿Cómo debe evolucionar el dinero del banco central en la era digital? Con la aparición de nuevos proveedores de pagos, ¿también ellos tendrán acceso al dinero del banco central? ¿Se introducirá una versión digital de billetes y monedas? Muchos países están considerando ahora esa posibilidad.
Aunque la forma del dinero del banco central cambie, su función no debe hacerlo. Debe seguir anclando la estabilidad de otras formas de dinero, y a la vez propiciar su evolución y diversidad.
3. Marcos reguladores y jurídicos
El tercer pilar es igualmente importante, y consiste en contar con marcos reguladores y jurídicos sólidos. Estos marcos deben permitir que la innovación y las empresas emergentes florezcan, al tiempo que se logren objetivos esenciales: la protección y la privacidad de los consumidores, la lucha contra el blanqueo de capitales y otros delitos y estabilidad y resiliencia a todo el mundo.
La claridad de las regulaciones es esencial, y es una cuestión especialmente complicada dada la rapidez con que evolucionan la tecnología y los productos. La dificultad de empezar un negocio no radica en que se deban rellanar muchos formularios. El obstáculo real es no saber cuántos más habrá. Los nuevos participantes en el mercado se preguntarán: ¿a qué reglas estoy sometido? ¿Mi producto será considerado un depósito, un valor, un sistema de pago o algo distinto?
Siguiendo la tradición de Lee Kuan Yew, el gobierno de Singapur continúa innovando: la nueva legislación nacional sobre pagos es prometedora. Pretende definir instrumentos de pago digitales, así como adoptar un enfoque basado en la actividad y el riesgo para la regulación de los pagos.
Si se hace correctamente, se igualan las condiciones para los nuevos participantes en el mercado: misma actividad, mismos riesgos… mismas normas. Pero evaluación de estos riesgos plantea nuevos interrogantes. Por ejemplo, nuestra artesana proporcionó datos de pagos en lugar de una garantía. ¿Pero se basan realmente los préstamos en datos más precisos y en análisis de menor riesgo? ¿Debería pagar menos?
Los legisladores y reguladores deben contar con los recursos para ser eficaces y mantenerse a la vanguardia. Dadas las amplias ramificaciones de los nuevos tipos de pagos, deberán tener visión de futuro y espíritu de colaboración: los bancos centrales y los ministerios de Hacienda tendrán que trabajar con organismos antimonopolio, grupos especializados en privacidad, agencias de protección de datos, servicios de seguridad, sociedad civil y defensores de los consumidores, por nombrar solo unos pocos.
4. Cooperación internacional
Y al igual que el dinero cruza fronteras, nuestros esfuerzos de regulación también deben ser transfronterizos. Esto me lleva al último pilar: la cooperación internacional, entre otros aspectos para facilitar los pagos internacionales y gestionar los efectos secundarios.
¿Podrá nuestra artesana enviar dinero a otros países con la misma facilidad con que enviamos mensajes de texto? ¿O tendrá que pagar tasas del 7%, como hacen hoy 800 millones de personas que dependen de las remesas?
Pero enviar dinero es más complejo que enviar mensajes. Requerirá estándares tecnológicos entre monedas digitales, un tratamiento regulador y jurídico mutuo y sistemas de identificación en los que confíen los distintos países. El Consejo de Estabilidad Financiera, con el apoyo del FMI, presentó recientemente una hoja de ruta para mejorar los pagos transfronterizos. Pero para su implementación aún queda mucho trabajo por hacer.
La cooperación también es fundamental para hacer frente a los efectos secundarios. A medida que el dinero digital se vaya popularizando, los efectos se propagarán por todo el mundo. Estos efectos incluyen el canje de monedas locales por monedas extranjeras más apetecibles, la reducción de la eficacia de la política monetaria y la elusión de las restricciones de la cuenta de capital.
Los efectos secundarios pueden tener un alcance aún más amplio. En ciertas condiciones, el nuevo dinero digital puede afectar al sistema monetario internacional.
Las naciones del mundo fundaron el FMI para que les ayudara a guiar el sistema monetario internacional y hacer de él un motor de crecimiento para todos. En un momento en que ha aumentado el riesgo de que se amplíe la brecha entre ricos y pobres, somos conscientes de que esa responsabilidad nunca ha sido mayor.
Hoy, estamos preparados para contribuir a fomentar un sistema monetario más resiliente, uno que sea más inclusivo, más inteligente y más verde.
La ganadora del premio Nobel y expresidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, dijo una vez, «si tus sueños no te asustan, entonces no son lo suficientemente grandes».
Las empresas internacionales, los emprendedores emergentes y nuestra artesana tienen grandes sueños. Debemos lograr que la revolución en los pagos esté al servicio de todos.
Gracias.